jueves, 7 de enero de 2010

Siete años

Estamos entrando en el 7º año de Compadres, y en esta oportunidad nos gustaría intentar reflejar con entusiasmo y alegría, un año de mucho trabajo y crecimiento colectivo, de compartir la lucha porque creemos en la posibilidad de cambio hacia una sociedad más justa, que incluya y no expulse, buscando crear caminos posibles desde lo social y cultural, junto a otras organizaciones, compañeros, laburantes, estudiantes, educadores, artistas.
Con bronca debemos decir también, que llevamos más de tres años de clausura, que no nos han detenido a pesar de ser una traba al desarrollo de nuestro proyecto, pues nuestras cabezas siguen bien duras y bien puestas en nuestro trabajo cotidiano.
Compadres sigue c l a u s u r a d o, porque es parte de una política del gobierno de la Ciudad y su Jefe, Mauricio Macri, que prioriza sus intereses mercantilistas y su política represiva, por sobre un real fomento de la cultura popular. Intenta colocar muros entre nosotros y la comunidad, cierra y vacía espacios de construcción colectiva, de trabajo concreto y también de diálogo y de reflexión. Somos muchos los espacios culturales y sociales clausurados, cerrados o desalojados violentamente, que siguen en la mira. Y el panorama es más amplio. Ese desinterés por la Cultura Popular (simbólicamente representado por la fusión de las áreas de Cultura y Turismo) se suma al recorte de presupuesto que recae en los trabajadores de dicha área agudizando la situación de precarización laboral en la que se encuentran, impidiendo el libre uso del espacio público, desplazando de la agenda a murgas y carnavales. Pero eso no es todo. El despliegue y fortalecimiento del aparato represivo de la ciudad, con la conformación de la policía metropolitana y su cuerpo especial anti-piquetes, la re-implementación con alevosía de “grupos de tarea”, la UCEP que desaloja, pega y MATA a los sectores de mayor vulnerabilidad, es un adelanto de la ciudad que se viene si no logramos ponerle un coto.
Nuestro país vive momentos de gran tensión, en los que el gobierno nacional, da manotazos de ahogado para ver como reconstruir poder y consenso. De aquellos famosos “gestos” hacia al “campo popular” con los que algunos se obnubilaron, hoy ya queda casi nada, a lo largo y a lo ancho de nuestro país, el kirchnerismos sobrevive de los favores que aún le brindan algún sector del rancio aparato del PJ y de algunos sectores empresariales beneficiados. Volviendo a solicitar la ayuda de organismos de crédito internacionales y vaciando los fondos de nuestros jubilados.
Los sectores más reaccionarios de la derecha, con todos los monopolios mediáticos a su favor, no logran instalar los “relevos” para profundizar la implementación de políticas neoliberales en la Argentina, que les permita seguir “golpeando” a esta América Latina que cambia y late como hacía mucho no sucedía. Señoras y señores, a toda hora y en todo canal, piden a gritos desesperados el “gran golpe”, que les permita no bajar ni un poquito su cuota de ganancia, quieren hacernos culpables de los “desastres” que “viven”, desesperadamente intentan seguir judicializando la protesta, bajar la pena de la imputabilidad (como si nuestros pibes fueran los causantes de los males de la sociedad), desprestigiar a las organizaciones y luchadores. Pues si o sí, para ellos la salida de la crisis debe ser por “derecha”. Y claro, a varios de estos reclamos el “duro” gobierno, sí puede ceder.
Esta es la realidad en la cual los trabajadores de la empresa Kraft Terrabusi, uno de los monopolios de la alimentación más grandes del mundo, fueron atacados en sus derechos y en su lucha, por resistir al intento empresarial de diezmar toda posible organización sindical, mientras que el gobierno provincial bajo aval del nacional reprime a los trabajadores. Es también la realidad de los trabajadores del Subte, que viven ahora además, la agresión directa sobre sus familias o de los compañeros de los movimientos de desocupados que ante su justo reclamo de ser incluidas sus cooperativas dentro de los programas de gobierno, son “emboscados”, golpeados, encarcelados e injuriados. Dos datos hablan por si solos, vivimos la mayor concentración de la riqueza y el mayor número de luchadores procesados desde la vuelta a la democracia.
En esta difícil situación, nuevamente la historia nos pone en una encrucijada… ¿seremos esta vez, capaces de superar sectarismos y mezquindades para que la solución de la crisis esté en post del proyecto de país que incluya a las mayorías hoy relegadas?
No sabemos si este será el momento… pero confiamos… confiamos en que las luchas darán sus frutos… confiamos en los que desde abajo y en silencio construyen… confiamos en ese murmullo que en algún momento estallará en gran ruido…
Y ahí nos refugiamos, en la esperanza, en construir desde abajo…Y seguimos en un año más de fortalecimiento de este espacio de resistencia que nos hace seguir caminando, entre compañeros y compañeras, hombro a hombro, apostando a construir una transformación cultural y a la construcción de nuevos sentidos, día tras día, a través del Espacio Cultural de los niños Juanito Laguna, alfabetizando, compartiendo junto con los vecinos y artistas los talleres para adultos y jóvenes. Y también en las Peñas, en los Domingos Cambalache, mateando en las Charlas con especialistas en distintas áreas, y en los encuentros con otras organizaciones. Un año más reflexionando y accionando críticamente acerca de que sociedad queremos. Un año más en donde se vuelve a escribirse esta editorial y donde nos volvemos a encontrar en un Festival.
Es necesario que no se haga costumbre una manera de vivir impuesta por un sistema de dominación que oprime y reprime los cuerpos, las cabezas y los corazones. Que no se naturalice, que no pase desapercibido.
Buscamos seguir dando respuesta a las políticas represivas y privatistas de este gobierno, con más iniciativa, recuperando los espacios públicos, difundiendo los trabajos de los distintos grupos que actuamos en los diversos aspectos y problemáticas de la vida de nuestro país y como siempre transitando los caminos hacia la unidad, porque estamos convencidos, SE PUEDE Y SE DEBE.

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