viernes, 21 de enero de 2011

Kirchnerismo o antikirchnerismo, esa no es la cuestión

Corría diciembre de 2002 y un grupo de jóvenes decidíamos empezar a construir el proyecto y las primeras acciones de la Casa de la Cultura “Los Compadres del horizonte”.
Si de simbolismos hablamos nuestra 1° actividad pública fue la participación en el acto central masivo por el primer aniversario del Argentinazo, el 20 de diciembre de 2002 que se realizó en la plaza de Mayo.
En esos primeros meses, entre otras actividades, éramos protagonistas de diversos debates sobre las elecciones de marzo de 2003. América Latina estaba viviendo sin duda una transformación radical, que venia precedida de la lucha de la resistencia de las FARC en Colombia, del proceso socialista cubano, del levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en México, de la lucha juvenil y de los trabajadores contra la globalización neoliberal en el primer mundo, entre otros.
En octubre del año 2001 nuestro país tuvo una de las elecciones con menor participación cívica y una avalancha de votos impugnados y en blanco que se recuerden. También en diciembre de ese año se desarrollaron las jornadas del FRENAPO (Frente Nacional contra la Pobreza) con la emisión de más de 3 millones de votos, donde prevaleció con fuerza un fuerte pedido de trabajo genuino y de dignidad por parte de los sectores populares.
En ese contexto se produjo el Argentinazo que tuvo la fuerza del voltear al gobierno de De la Rua, pero no la suficiente para reemplazarlo con una opción del campo popular. En unas semanas se sucedieron varios presidentes y, desde la creatividad popular, surgen nuevas experiencias como las asambleas populares barriales, ferias del trueque, fábricas recuperadas por parte de los trabajadores, y tomaron fuerza los movimientos sociales y piqueteros.
A partir de un acuerdo entre diversos sectores del establishment para intentar poner orden en el país, asumió la presidencia el senador Eduardo Duhalde. Luego de los acontecimientos de diciembre de 2001 y del asesinato de Maximiliano Kosteski y Darío Santillan -en el Puente Pueyrredón en junio del año 2002- sin duda había que “Salir del Infierno”. El ex presidente Néstor Kirchner supo leer acertadamente el escenario, como parte de un sector de las clases dominantes de este país que entendieron que no había otro camino si querían seguir obteniendo ganancias. Fue muy acertado su análisis y así lograron salir de una situación compleja. Es verdad que había otras ofertas electorales en el menú, pero hubieran tenido una resistencia, y tal vez la situación se les podría haber escapado de las manos.
Néstor Kirchner, asumió la presidencia en mayo de 2003 y llega al poder como continuidad del gobierno de Eduardo Duhalde, gestor de un modelo con dólar alto y retenciones. El ex gobernador de Santa Cruz, desarrolló un gobierno que intentó algún grado de neo-desarrollismo e impulsó medidas importantes: relación con los demás países de Latinoamérica, impulsó una política de DD.HH. en relación a los crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar, renovó a la Corte Suprema de Justicia menemista, entre otras. Al asumir Cristina Fernández, se profundizaron algunas medidas, como la asignación universal por hijo, la estatización de las AFJP, se impulsó la Ley de Servicios Audiovisuales y se aprobó la ley de matrimonio igualitario, entre otras.
Han desarrollado gobiernos modernos, dentro de los marcos del sistema, respaldándose en las estructuras del PJ, la CGT y, con mayores tensiones en el último tiempo, en algunas organizaciones sociales, que le permitieron mantener disciplinado y contenido a amplios sectores populares.
A partir de la impronta del kirchnerismo y de un contexto internacional favorable sobre todo durante la primer presidencia, salimos del infierno, sin duda, y eso hay que reconocerlo. Allí no queremos regresar, pero no alcanza para transformar de raíz este país y poder llegar al cielo prometido.
No estaba en el proyecto kirchnerista modificar la concentración económica ni tampoco su extranjerización. Tampoco se metieron con el regresivo sistema impositivo (por ejemplo se mantiene el IVA que grava el consumo). Lograron que muchas empresas se hicieran más eficientes, obteniendo más productividad, o sea más ganancias, permitiendo además la inserción de las mismas en la esfera de los mercados internacionales. Habrá que tomar entonces el cielo por asalto.
Y para ello el sujeto del cambio social se está construyendo. Hay una generación de políticos argentinos que jugarán y quemarán sus últimas naves en el año 2011. Allí reside lo que esta pereciendo y es la oportunidad de que soplen nuevos vientos. Las nuevas generaciones que se comprometen políticamente no deben entrar en falsos debates y dilemas, sino en la disposición de aportar a un cambio transformador. Es necesario que los jóvenes trabajadores sean conscientes de su situación, también los jóvenes profesionales y científicos comprometidos con la Ciencia y Tecnología. Que se destaquen por su sensibilidad social, su humanidad, su solidaridad. Ese es el cambio político necesario.
De la derecha argentina mejor ni hablar. De ellos no esperamos nada, pues nada positivo y original tienen para ofrecer. Nos da escalofríos pensar lo que podrían hacer Alfonsín, Cobos, Macri, Duhalde, De Narvaez o Scioli, gobernando nuestro país. Como muestra nos alcanza con ver a Mauricio Macri intentando gobernar Buenos Aires: la subejecución de las partidas de los diversos presupuestos de los ministerios sociales (salud, desarrollo social, educación); la visión que tienen en diversas áreas de su gobierno en contra de los sectores populares. Ni que hablar del autoritarismo y de su policía. Que nadie lo dude si cualquiera de estas variantes de la derecha vernácula asumiera, serían gobiernos NO POSITIVOS para el campo popular.
En estas horas habrá que estar atentos para ver qué medidas y decisiones se toman por parte del gobierno nacional y cómo se desarrollan los acontecimientos futuros. Queremos ser claros que ante un intento de desestabilización política y económica por parte de sectores de la clase dominante (grandes empresas de comunicación, trust sojeros, sectores de la derecha política, etc.) daremos nuestro respaldo y defenderemos esta situación en la que nos encontramos, a la que se llegó a partir de las diversas luchas desarrolladas por amplios sectores sociales y populares y por las medidas progresistas tomadas por este gobierno.
Hay que entender que no se trata de la defensa de un gobierno, que intentamos describir en sus contradicciones, sino de poder sostener un piso de conquistas alcanzado, que con todos sus grises, constituyen diversos grados de libertades conquistadas y que sin duda intentaremos que se profundicen. La defensa de un entramado político, social y cultural que recuperamos a partir de la experiencia de participación y organización iniciada en 2001 y que nos permite ser protagonistas del devenir de la historia, con un final abierto.
A 35 años del golpe genocida, nuevas generaciones tratan de continuar los senderos de lucha de aquellos jóvenes militantes que sufrieron la cárcel, la muerte y la tortura. Una vez más, estos jóvenes son perseguidos y hasta asesinados, como es el caso de Mariano Ferreyra. Debemos entender que sino se logra esclarecer efectivamente el asesinato de este militante social y político, estamos perdiendo la posibilidad de avanzar en nuestros derechos democráticos y de participación social, sindical y política.
La represión y el asesinato de miembros de la comunidad qom del paraje “La primavera”, en Formosa, tampoco es un caso aislado. Cuando se discute el tema de la propiedad de la tierra, queda claro de qué lado están los jueces y los sectores políticos vinculados a los sectores del establishment; queda claro que la reivindicación discursiva y hasta legislativa de los derechos de los pueblos originarios, entra en contradicción con la profundización un modelo productivo que acorrala, expulsa y mata a nuestros pueblos originarios y pequeños campesinos.
Los compadres y las comadres, seguiremos, sin entrar en falsas contradicciones, buscando y aportando a gestar un rumbo consecuente en los que los fines, los medios y los sujetos tengan coherencia integral, y no puro consignismo o melancolía.
Esta sí es la cuestión del momento: cómo gestar entre todos los sectores agredidos y que sufren la explotación, una alternativa genuina desde el pie de nuestra sufrida geografía nacional. Deberemos intentar generar más iniciativas de unidad amplia en los barrios y en los lugares que actuemos.
Vayan nuestros humildes aportes para desarrollar y contribuir en experiencias más colectivas, como por ejemplo son la Coordinadora de Organizaciones Populares de la Argentina (COMPA), el Encuentro Nacional de Espacios Culturales Autónomos, la lucha por la vivienda digna en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires y el espacio llamado de la Kermés del Sur.
Dirán que somos ingenuos. Que somos inconformistas. Tienen razón.
Después de cuatro años y medio, los compadres seguimos injustamente clausurados por hacer lo que decimos y decir lo que pensamos. Creyeron que nos doblegarían. No entienden que los proyectos no se clausuran, las luchas no se clausuran, los sueños no se pueden clausurar. Y desde allí también seguimos y seguiremos dando pelea.
A los compadres nos motiva y nos alegra poder ver con optimismo el futuro, que sin duda será de más lucha, más articulación, más unidad, de construcción de un horizonte nuevo y multicolor.
Porque los Compadres del Horizonte tenemos nostalgia de futuro. Y esa también es la cuestión.

Los compadres y las comadres

No hay comentarios: